domingo, 20 de diciembre de 2015

Relato: Un cumpleaños en Halloween (4)


Soñadores ya llegamos al final de la historia!!
No ha sido fácil terminarla, pero espero que os guste el resultado ^^

Ha sido un gran reto y quiero dar las gracias a mi compañera en esta iniciativa por tenerme tanta paciencia, a Sara por escucharme y darme opiniones y a mi Montse porque eres la más rica!!!!

Gracias a todos los que habéis leído y comentado e incluso compartido en facebook!! Es todo un honor ^^

Y sin más...



Capítulo 4

Un sonido ensordecedor hizo que me tapara los oídos, los chicos que se habían acercado a mí estaban tirados en el suelo tapándose las orejas y chillando como locos. Tal vez el sonido junto con su gran borrachera les hiciera mella. Miré hacia atrás y el autobús estaba abriendo las puertas. Los chicos se habían recuperado del susto y se incorporaban lentamente con expresión amenazadora. Solo tenía que subir al autobús cuando terminaran de abrirse las puertas y podría marcharme sana y salva, solo sería un mal recuerdo.
De un salto entré en el autobús y cuando los chicos estaban a punto de llegar hasta mí, chillando de nuevo y mostrando sus armas, las puertas del autobús se cerraron y con un suspiro de alivio cuando arrancó, pasé la tarjeta del autobús para pagar el viaje y me senté en la parte trasera del autobús aferrando mi bolsa e intentando calmarme. ¿Qué había pasado? ¿El mundo estaba loco? Señor,¡ hay días que es mejor no salir de casa!
Los días siguientes a todo esa semana loca, no pasó nada increíble, tanto fue así que llegué a pensar que todo había sido un mal sueño.
Llegó el día en el que tenía que recoger el regalo de Pablo, llegué a la tienda a seis de la tarde rodeada de mis amigas. El dependiente me enseñó el llavero para que viera que todo estaba bien y después de observarlo me quedé sin palabras. ¡Era precioso! En la parte de adelante, los colores y las formas del caleidoscopio estaban decorando toda la circunferencia junto con la palabra “Believe” y en la parte de atrás nuestra foto de pequeños.  El chico lo envolvió para regalo el llavero y nos fuimos de la tienda, estaba orgullosa de mi regalo que había pagado con mis ahorros. Luego nos fimos a una sex shop que había cerca para hacerle un regalo de broma muy típico entre nosotros. Al llegar, la dependienta con una gran sonrisa nos atendió dejando al descubierto su dentadura blanca y perfecta. Le expusimos nuestra idea de regalo coña y enseguida nos trajo varios pen drives que se movían al enchufarlos en el puerto USB  del ordenador. Fue difícil decidirnos pero al final elegimos el de la postura clásica del misionero, compramos una caja de condones de sabor de fresa,  gel del mismo sabor y con eso del auge de las 50 sombras de Grey un kit de esposas, antifaz y pluma. Cómo nos íbamos a divertir al verle la cara al abrirlo.
Las dos semanas que separaron la preparación del disfraz y el regalo fueron tranquilas, bueno todo lo tranquilas que pueden ser al estar en el instituto. Las cosas raras que me habían pasado se habían calmado relativamente, ahora solo escuchaba que me llamaban y cuando me giraba nunca había nadie e incluso a veces, me despertaba con arañazos que sabía de sobra que yo no me había hecho. Pero todo se me olvidó cuando llegó el día 31 de octubre, el día del cumpleaños de mi mejor amigo que no entendía por qué desde la discusión del pijama no habíamos hablado nada.
Mis amigas habían venido a casa después de comer para preparar todo con tiempo. Nos fuimos vistiendo con nuestro traje hecho por nosotras, nos maquillamos parecido, yo las peiné a todas ya que al estar estudiando el ciclo de peluquería me había dado ideas de peinados. Después de las fotos de rigor, una pelea de cojines y que pareciera que un huracán había atravesado la habitación, nos fuimos a la parada del autobús  con los regalos  con una alegría y unos ánimos impropios de mí. Esperaba que mi regalo le gustara más que los demás ya que no tenía nada que hacer con las miles de conejitas guarrillas que iba a ver en la fiesta.
En apenas media hora estábamos enfrente de la puerta de la casa de Pablo. El exterior de la casa de dos plantas típica gallega, estaba decorado al estilo Estado Unidense con muchas calabazas y luces, esqueletos y tumbas. Timbramos y esperamos a que nos abrieran intentando averiguar que disfraz sería el primero que viéramos, yo me decanté por un esqueleto o la muerte mientras que mis amigas aseguraban que sería un zombie. Al abrirse la puerta y ver detrás a la muerte me empezó un ataque de risa que me fue muy difícil controlar.
Entramos y encontramos el salón con la luz muy tenue, habían colocado alguna prenda de ropa en las bombillas, en la mesa un montón de botellas de alcohol y refrescos pero lo que más me llamó la atención fue la ouija que estaba en el centro de la mesa. Me acerqué para verla mejor, era de madera oscura, las letras y los números eran de color negro y el pequeño puntero tenía un círculo de cristal como si fuera una lupa. Mi corazón se aceleró al pensar que podían tramar hacer una sesión de espiritismo pero rápidamente deseche la idea seguro que era solo decoración, a Pablo le gustaba ser realista. Dejamos los regalos en la mesa con los demás y nos fuimos a buscar al cumpleañero para felicitarlo. Estaba como siempre rodeado de unas cuantas enfermeras putonas y unas policías guarrillas. Al verme, Pablo vino a saludarnos y como dicta el protocolo  fuimos felicitándolo tanto por el cumpleaños como por la fiesta y la decoración de la misma. Pablo nos dijo que le gustaban los disfraces y yo aproveché para llevarlo a parte.
-          Toma- le dije tendiéndole mi llavero bien envuelto y con la pegatina de espero que te guste.
-          ¿Qué es?- me preguntó viendo el pequeño paquete.
-          ¿Qué va ser? Tu regalo de cumpleaños. ¿Acaso las enfermeras y las policías putonas te han quitado la única neurona que tenías?
-          ¡Ya estamos! – dijo rodando sus ojos.- ¡Es pequeño! ¿No será un anillo?
-          ¡Pero por quién me tomas! Eso me lo tendrías que regalar tu a mí.- Me calle avergonzada por lo que acababa de decir.¿ No éramos novios porqué me iba a regalar un anillo?- Bueno me refiero que… los chicos regalan los anillos a las chicas no al revés.
-          Ya- me soltó con su sonrisa pícara.
Abrió con cuidado mi regalo. Mis nervios estaban a flor de piel, esperaba que le gustara. El silencio me mataba, ¿no podía decir algo ya? Por toda respuesta a las miles de preguntas que me hacía en ese momento y lo que pensaba que él podría estar pensando, Pablo se acercó a mí y me plantó un beso sonoro en la mejilla y se fue dejándome allí sola con todos mis sentimientos y deseos.
Me reuní con mis amigas  y nos pusimos a bailar, disfrutamos de la música, de la bebida, de los pinchos y hablamos con gente que apenas conocíamos de vista en el instituto.
Un poco antes de media noche, nos reunimos  alrededor de la mesa donde estaba la Ouija y el mismo pensamiento que tuve al verla por primera vez me atenazó. ¿Vamos hacer la Ouija?
-          Venga ponerse todos alrededor de la Ouija y poned un dedo en el puntero.
-          Ni de coña, ¡estáis locos!- dije a sabiendas de que me iban a tachar de gallina.
-          ¿Eres una gallina? ¿Te da miedo un trozo de madera?- dijo uno de los amigos de Pablo.
Miré a mis amigas, a los amigos de Pablo y a Pablo. Solo quedábamos nosotros ya que los demás se habían ido a seguir con la parranda en no sé qué pub del centro a otra fiesta de disfraces.
-          No- dije segura.
-          Pues pon el dedo en el puntero, princesita- me dijo Eloy, el mejor amigo de Pablo.
Tragué saliva y puse el dedo índice en el puntero como los demás. Mi mano comenzaba a sudar mientras Eloy pronunciaba las palabras que supuestamente abría el portal entre los dos mundos. Esperamos a ver si sucedía algo y todos los sucesos que me habían pasado en el mes acudieron a mi cabeza, ¿acaso ya me estaban advirtiendo desde el más allá esto que estaba haciendo?
De repente las luces empezaron a parpadear y al rato explotaron, notamos como el piso se movía y se oían sonidos extraños, me acojoné viva y al mirar hacia mis amigas les vi la cara de miedo y supe que estábamos pensando lo mismo. El puntero empezó a moverse y Eloy deletreó la palabra que se formaba “Sillas”. Después de decir la palabra las sillas del salón se apilaron sin que nadie las moviese. No sabía explicar muy bien lo que pasó después ya que muchos objetos empezaron a volar por todo el salón, los jarrones impactaban con los cristales de las ventanas, las puertas de toda la casa se abrían y cerraban y aunque intentamos mantener el dedo en el puntero poco a poco mis amigos fueron soltándolo y corriendo por toda la casa intentando buscar alguna salida.
Algo dentro de mí me dijo que no soltara el puntero hasta que todo se calmara y cerré los ojos esperando que nada me golpeara apelando como la otra vez a mi ángel de la guarda. A mis amigas les impactaron en la cabeza jarrones, ollas, piedras que hacían de pisapapeles y cuando noté que ya no había gritos, cosas rompiéndose y volando repetí las palabras que sonaban en mi cabeza “Ya puedes volver por dónde has venido” y acto seguido me desmayé.
Estaba en mi habitación agarrada de las manos con Pablo, sus ojos azules estaban fijos en los míos. La luz de la luna entraba por mi ventana y miré hacia ella distraída. Era raro estar así con Pablo pero cada poro de mi piel disfrutaba su contacto. Me giré hacia él de nuevo y me besó larga y dulcemente. Mi corazón estaba enchido de alegría, latía rápido como si estuviera corriendo un maratón, enredé mis dedos con los suyos y disfruté de las miles de sensaciones que despertaba ese beso. Nuestras lenguas jugaban como si se conocieran de toda la vida y vivieran solo para ese momento.
-          Te quiero, Paula. No sabes lo que me arrepiento de no haberte dicho nada.
-          ¿Por qué me lo dices ahora? Yo siempre te he querido.
-          Necesitaba decírtelo para avanzar. No me olvides, pequeña.
Dicho eso me desperté en la habitación de un hospital. Mi madre me abrazó con todas sus fuerzas y en voz apenas audible pregunté por Pablo y mis amigas, como respuesta mi madre me abrazó más fuerte y yo solo pude llorar.
Lloré por mí, por mis amigas, por Pablo y sobre todo por ese amor confesado en sueños que ya nunca sería posible.




7 comentarios:

  1. WTF? EN SERIO. Que final tan triste, que....aaaaaaaaaaa si que tenias preparado algo peor para la protagonista. >.<
    QUE FUERTE ¿En serio?
    Entiendo que... muere, pero por qué? No podían ser felices la noche de halloween. >.<

    Esta genial escrito, pero me da muchisima pena. >.<

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  2. un final que no me esperaba para nada, es triste :( pero un gran relato Lizzie, te felicito

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  3. Enhorabuena Lizzie! Muy buen relato, un final desconcertante... Un besazo.

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  4. ¡Hola! ya hice tu reseña, por eso no comento mucho mas aqui xd
    http://daydreamsyndrome.blogspot.cl/2015/12/un-cumpleanos-en-hallowen-lizzie-quintas.html

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  5. Felicidades Lizzie aunque me da mucha pena como terminó todo. Besotes

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  6. Felicidades Lizzie aunque me da mucha pena como terminó todo. Besotes

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  7. Lizzie, el relato está genial!!! Nos has emocionado con el final, aunque lo entiendo perfectamente. Yo no suelo creer en los finales felices jejeje. Te felicito por lo que has escrito!

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