Por fin había llegado mi cumpleaños y como era de esperar
mis amigas me hicieron una gran fiesta en la cual estaba invitado el chico que
me gustaba.
Jonathan no es el tipo de chico que me gustaba, era bajito
pero lo demás me encantaba. Su pelo moreno siempre corto, la piel pálida
salpicada de pecas alrededor de los ojos y como no eses ojos azules más claros
que cualquiera de los había visto. Me encantaba verle sonreír, parecía que
trabajaba de modelo de profident, tenía los dientes muy bien alineadas y
blanquísimos. Creo que por lo que más me gustaba es porque era el malote de la
pandilla del colegio.
Mi mejor amiga Paloma, siempre se fijaba en cosas que a mí
me pasaban desapercibidas. Yo no me atrevía a acercarme más de lo normal a él,
vamos, que me daba mucha vergüenza que
se me notase que estaba pillada por él.
Paloma propuso jugar al juego de verdad o prenda, todos se
apuntaron de inmediato. Hicimos girar la botella y como no me tocó a mí la
primera.
-
¿Verdad o prenda?- dijo Paloma con ese brillo
extraño en sus ojos.
-
Verdad. - Le contesté con temor a lo que me
fuera a preguntar.
-
¿Es verdad que te gusta alguien que está en esta
habitación? – preguntó con malicia.
Todos me miraron, menos mal que era solo decir sí o no y mi
turno habrá acabado. Esperaban una respuesta y era mejor que lo dijera, ¿qué
probabilidades tenía de que me volviera a tocar turno?
-
Sí, verdad.- Confirmé segura.
Giré de nuevo la botella para ver a quién le tocaba y que
podría preguntarle. Le tocó el turno a un amigo mío que es homosexual. Muchas
veces peleábamos por un cantante, un actor pero al final siempre volvíamos a
estar juntos haciendo tonterías. ¿Qué
podría preguntarle?
-
¿Alguna vez te ha declarado su amor una chica?
-
Verdad.
Una risa generalizada estalló en la habitación. Julio nos
explicó lo que pasó aunque abiertamente no se lo preguntamos. Una chica de sus
clases particulares le envió una carta diciéndole lo mucho que le gustaba y que
fue un palo decirle que era gay. Pobre chica, yo la entendía. La mayoría de la
gente aún tiene un concepto equivocado de los homosexuales, no todos tienen “pluma”, gesticulan mucho o van con
ropa apretada; también hay homosexuales muy masculinos, futbolistas incluso. No
hay que caer en los tópicos.
El juego se volvió más y más divertido, contábamos anécdotas
y nos reíamos a carcajadas disfrutando del momento.
Fran propuso cambiar de juego a beso o cachetada, ya que
habíamos estado de cachondeo ahora había que subir el tono y ya éramos
mayorcitos para jugar a esto sin que nadie resultara lastimado.
Fran giró la botella y le tocó a Paloma. Ella tuvo que
elegir beso o cachetada y como esperábamos todos eligió cachetada. Pobre Juan,
le dio fuerte; seguro que pasó algo entre ellos. A mí me toco beso y no
esperaba lo que iba a pasar.
-
Leah tienes que besar a Julio.- Me dijo Hugo.
Miré a Julio, me encogí de hombros y me acerqué a él. Solo
era un pico y no significaba nada, al menos eso fue lo que pensaba. Cuando le
besé noté una corriente en sus labios. Volví a mi sitio pensando si Julio
también lo había notado pero Paloma buscaba mi mirada y tuve que atenderla.
Sabía que quería decirme algo, lo veía en sus ojos pero estábamos lejos para
hablar.
EL último turno fue de Jonathan. Eligió beso y en verdad
esperaba que besara a Laura, la chica con la que siempre anda. Nos pidió a
todas las mujeres del grupo que cerráramos los ojos, que estúpido ya sabía de
sobra que a mí no me iba besar y seguro
que le daría un morreo a Laura por eso nos pedía que cerrásemos los ojos porque
iba en contra de las reglas.
De pronto noto una presión en mis labios y del susto los
abro como platos. Jonathan me está besando. Si con Julio noté corriente con
Jonathan sentí una descarga recorriéndome entera, mi corazón se aceleró y mis
manos empezaron a temblar y a sudar. Una mezcla de emociones se debatían en mi
interior y no sabía cómo tomarme ese beso.
Nunca había visto indicios de que yo le gustase, siempre
estaba con Laura. No me creía lo que había pasado y una parte de mí seguía en
shock mientras que otra lo disfrutaba.
Propuse poner a funcionar el karaoke y cantar algo,
necesitaba despejarme la mente. Mientras todos escogían que canción cantar salí
al balcón a refrescarme. Paloma vino detrás de mí, seguro que quería saber lo
que me rondaba por la cabeza y yo recordé eses ojos después del beso con Julio.
-
Ya sé lo que pasó. Jonathan te ha besado.
-
¿Cómo lo sabes? ¿Lo va diciendo por ahí?
-
No. Cuando te toco besar a Julio vi la cara que ponía
de celos y supuse que si le tocaba te iba a besar a ti.
Hablamos un rato más, Paloma decía que le gustaba y que me
lanzara pero yo no estaba dispuesta a que me rechazara en público. Seguimos con
la fiesta y lo pasamos genial, casi se me olvidó el incidente del beso con
Jonathan si no fuera porque cuando todos se marcharon él se quedó un rato y me
ayudó a recoger todo.
Paloma, viendo algo que yo no era capaz de ver, se marchó y
me dejó sola aunque con mi mirada le suplicaba que no me dejara sola con él y
menos después de lo que había pasado.
-
Me sorprendió que besaras a Julio.- Me espetó.
-
Bueno es solo un beso y él es mi mejor amigo… no
creo que pase nada.
-
Solo un beso…- Repitió como pensando en algo.
-
Sí, era un juego.
Se quedó pensativo y yo seguí colocando. Estaba absorta en lo que pensaba y lo que
estaba haciendo y me asusté cuando él me agarró por los hombros.
Jonathan tenía una mirada decidida. Se acercó a mí y me
volvió a besar, pero esta vez no fue dulce como antes si no más bruto.
-
¿Eso también es solo un beso?- me preguntó.
-
Yo…- No sabía que contestar, para mí era algo
más que un beso o un juego él me gustaba pero no entendía su reacción.
Conseguí zafarme de él y me fui al balcón. ¿Pero qué
demonios le pasaba? ¿Cómo podía jugar así con alguien?
Vino al balcón, se puso a mi lado y me pidió perdón. No
sabía si perdonarle pero le dije que le perdonaba. ¿Qué mosca le habrá picado?
Los siguientes días apenas le dirigí la palabra, no sentía
que tuviese nada que hablar con él. Julio me dijo que no debía ser así, que a
lo mejor le gustaba y se había picado porque había besado a otro primero. No me
tenía sentido pero le prometí a Julio que intentaría no ser tan arisca.
Hacia final de curso, ya cerca del verano, Jonathan se
acercó a mí y me pidió de vernos en el árbol de camelias blancas del parque.
No sabía si ir o no pero entre Paloma y Julio me comieron al
cabeza y fui por no escucharlos, pero como no se fiaban de mi me siguieron de
cerca.
Cuando llegué Jonathan me estaba esperando. Me pidió de
pasear a lo que accedí.
-
Siento todo lo que pasó por tu cumpleaños. Me
puse muy celoso de Julio, ya sé que es gay y que no le gustan las mujeres pero
no sé… me pareció que disfrutó con tu beso.
-
Como se te va la olla, Julio y yo somos amigos
de toda la vida por eso nos da igual. Era un juego, por Dios.
-
Ya… Pero yo quería ser el primero que besaras en
el juego.
Me paré en seco ante lo que acababa de decir. ¿Estaba
insinuando que le gustaba?
-
Me gustas mucho.
Dicho eso volvió a besarme, mucho más suave y tierno que la
última vez. Nos estábamos besando en medio del pueblo.
Cuando nos separamos, me vi reflejada en sus ojos. Eses ojos
de color cielo en los que soñaba con zambullirme y no regresar.
Siempre había pensado que el estaba enamorado de Laura pero
resulta que me quería a mí.
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